
Todo cristiano evangélico pentecostés sabe que es necesario el bautismo del Espíritu Santo, y más allá de eso reconocer los dones que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros
Sin embargo, muchas personas se preguntan para qué son necesarios los dones espirituales y como ellos afectan para bien o para mal la vida espiritual, por esta razón queremos compartirte en esta oportunidad este sencillo artículo, esperando en Dios que responda algunas de tus interrogantes y te sea de bendición.
¿Qué son los dones el Espíritu Santo?
Los dones del Espíritu Santo son regalos que nos ha otorgado Dios a sus hijos, como la Palabra lo dice, un don es un privilegio, una oportunidad, un obsequio, un presente, un regalo, una habilidad especial con un solo fin,
- Alabar a Dios
- Bendecir su nombre
- y Servirle.
A pesar de que los dones son mencionados y descritos de modo específico en el Nuevo Testamento, los dones vienen haciéndose presentes a lo largo de la historia de la Biblia, es así como encontramos en el Antiguo testamento grandes y poderosas manifestaciones de Dios a su pueblo, como por ejemplo:
- Milagro de la abertura del mar rojo.
- El detenimiento de la lluvia y la llegada de la noche.
- Grandes sanidades divinas.
- Las plagas de Egipto
- Palabra de ciencia y sabiduría
- Profecías
¿Por qué Dios otorga los dones espirituales?
En este maravilloso periodo de la gracia de Dios, luego del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, Dios ha permitido los dones como pate de la manifestación de su gloria, de acuerdo a la hermosa profecía que aparece en el libro de Joel 2. 28-29:
“Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, Tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes. En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los siervos y las siervas”.
¿Para qué son los dones del Espíritu Santo?
Existen muchas razones por las cuales Dios nos da de sus dones, pero la principal es por amor a nosotros, a pesar de ello, acá te compartimos algunas de las más maravillosas.
Para Usarnos.
Somos vasos frágiles donde reposa la presencia y el poder de nuestro Dios altísimo. A pesar de nuestras debilidades Dios quiere usarnos, y de ese modo, demostrar que no depende de nosotros su poder sino de su inmensa misericordia.
Para Santificarnos.
Cuando recibimos en nuestro corazón al Señor Jesucristo y nos arrepentimos de nuestros pecados Él nos perdona, nos hace nuevas criaturas y no se acuerda más de nuestra maldad.
Sin embargo, es allí donde comienza nuestro caminar en el Señor y mostrar frutos dignos de arrepentimiento, es decir, comenzamos, por amor a Dios a modificar nuestra conducta de acuerdo a la palabra de Dios.
Evidentemente, seguiremos pecando porque es nuestra naturaleza, pero llevamos un maravilloso tesoro en vasos de barro y son los dones, que una vez decidimos santificarnos a Dios, estos se irán manifestando con poder en nuestras vidas.
Para Mostrarse a otros.
Jesús al ascender al cielo nos dejó la gran comisión la cual es ir y hacer discípulos a todas las naciones, pues todos deben conocer la verdad del evangelio, las buenas nuevas de salvación.
Por tanto, es el deseo más profundo en el corazón de Dios que todas las personas lo conozcan y puedan vivir una vida de
- Amor,
- Provisión,
- Bienaventuranza
- y Vida eterna,
Por lo que Dios permite la Manifestación de su Espíritu en nosotros a través de los frutos y los dones del Espíritu Santo y de ese modo puede mostrar su poder prodigioso y su gran amor.
Para que lo Conozcamos.
Usted puede apartar su vida para Dios, usted puede trabajar en la obra de Dios de modo incansable, pero si usted no tiene una relación íntima y personal con el hermoso Espíritu Santo, no es más que un obrero.
Dios quiere que lo conozcamos, que le hablemos, Él quiere ser parte fundamental de nuestras vidas y que lo tomemos en cuenta en cada detalle, quiere manifestarse a nosotros a través de su palabra y quiere que lo sintamos en el momento de la adoración.
Para que Vivamos con él.
Si usted va a Dios solo por sus dones se acercará a las manos que dan ese maravilloso regalo, y de hecho lo va a obtener, pero lo más importante no son las manos de Dios que nos dan todo bien de lo que hay en esta tierra y en la eternidad.
Lo más sustancial que hay en Dios es su rostro, su presencia, ese fuego hermoso que transforma nuestra vida y donde podemos ir, sin que importe más nada.
Busca la presencia de Dios y no solo sus manos, entrégate a Él, rinde tu vida y dale totalmente tu corazón, hazlo tu mejor amigo, coméntale cada detalle, invítalo a tu vida adórale.
Entrégale lo más simple, tú cotidianidad, y verás como su presencia ira contigo y te dará descanso, y sus dones se manifestarán, y no te faltar ningún bien.
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