Cuando el Señor Jesucristo se entregó por nuestros pecados y partió hasta el trono del Padre; sabía que en los corazones de quienes le seguía iba a quedar un vacío.
Por eso antes de ascender al cielo dijo que él se iba pero que nos dejaría su presencia a través del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo; es la parte más sensible de Dios; es su amor, puro e inocente.
Entre las principales formas de sentir el Espíritu Santo en nuestras vidas es comunicándonos con Él. Pues para que el Espíritu Santo pueda entrar a nuestras vidas debemos invitarle a que forme parte de ella.
La Esencia de Dios Padre
Dios es omnipotente; grande; el principio y el fin. Por medio del Espíritu Santo, Él puede reflejar su corazón y su esencia a sus hijos.
Su palabra dice claramente: “clama a mí y yo responderé”. Es decir, Dios mantiene una comunicación abierta con nosotros; Él nos ama y anhela que lo busquemos y hablemos en todo momento.
Así que el Espirito Santo siempre estará atento a que le busquemos; siempre y cuando sea con todo nuestro corazón con una actitud humilde y sincera.
Un amigo fiel
El Espíritu Santo es ese amigo fiel que nos ama, nos protege y nos guía. Nos levanta en medio de las dificultades y nos da fuerza; aun cuando no tenemos ninguna.
Él es que llena de poder nuestras vidas.
¿Cómo debe ser la morada del Espíritu Santo en mi?
El Espíritu Santo es la parte más sensible de Dios que vive en nosotros. El habita en nuestro corazón, mente y espíritu.
Es por ello que nuestro corazón debe ser puro, limpio y humilde. Si en nuestro corazón no existen estas cualidades es muy probable que él no habite allí.
Pues el Espíritu Santo representa pureza; Él es inmaculado; limpio y si nuestro corazón está contaminado con rencor y egoísmo, Él no podrá estar presente
Frutos del Espíritu
Una forma de sentir el Espíritu Santo es a través de su presencia, comienzan a crecer los frutos espirituales en nuestro interior.
Cuando la esencia de Dios habita en nuestra vida será evidente; porque Él transformará nuestras actitudes desde adentro hacia fuera. En nuestro interior habrá paz, gozo, mansedumbre
“… El fruto del Espíritu los cuales son: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” Gálatas 5:22 (RVC)
Con un corazón limpio, podemos ver a través de los ojos de Dios, y ser más útiles en su servicio. Al compartir de su amor y beneficio con los demás.
El Espíritu Santo nos llena; nosotros somos como copas vacías si Él no habita en nosotros
El Espíritu Santo nos moldea
Cuando invitamos al Espíritu Santo a nuestras vidas, Él comienza un cambio. Nos perfecciona para ser: prudentes, amables y cabales. Pues nos entregamos a su voluntad y él va quitando todo aquello que nos perjudica; que nos lastima y que nos carga. Limpia lo más profundo de nuestro ser y nos renueva.
Existe una canción que dice: “- Barro en tus manos yo quiero ser…” Este cántico es una metáfora de cómo somos en las manos del Espíritu Santo. Él es nuestro alfarero.
Las cerámicas de barro, si no están bien moldeadas antes de entrar al horno, explotarán.
Es por ello, que el Espíritu Santo nos moldea y si es posible comenzar de nuevo con nosotros lo hará; para que podamos resistir el horno de fuego; el cual pueden ser las pruebas, las adversidades y aflicciones
En el lugar secreto
Otra forma de sentir el Espíritu Santo en nuestras vidas, es por medio de la comunión en el lugar secreto.
Ese sitio destinado en nuestra casa, vida y corazón para conectarnos con Él. La comunicación íntima con el Espíritu Santo, nos permite conocer ¿cuál es el propósito de nuestro llamado?; nos da consuelo, ánimo y fortaleza.
También es un deleite para nuestra alma estar en su presencia; la paz que trae a nuestras vidas es una sensación única. Sentir como fluye su presencia tal como manantiales de agua viva que hacen que nuestras cargas desaparezcas, y todo sea adoración, alabanza y gloria.
Oración al Espíritu Santo.
Amado Dios gracias por tu presencia.
Gracias Señor por tu infinito amor y misericordia.
Te exalto en lo más profundo de mi corazón; te abro las puertas y te invito
A que este acá conmigo.
Espíritu santo, guíame
Y límpiame con tu presencia
Quita las cargas con las cuales ya no puedo
Y llévame en tus brazos cuando este en diferentes pruebas
Perdona mis transgresiones
Y libérame del mal que me aflige.
Amén