Se ha preguntado que si Dios es el dueño del oro y de la plata, según las Sagradas Escrituras, entonces Por qué a veces pasamos momentos de pobreza y dificultades económicas.
En esta oportunidad, te mostraremos Cómo romper maldiciones de pobreza, y de ese modo, puedas vivir como el hijo del Dios creador y dueño de toda las cosas.
¿Por qué existen las Maldiciones de Pobreza?
Las maldiciones de pobreza entraron al huerto del Edén, en el mismo momento que Adán y Eva desobedecieron y se comieron el fruto del bien y del mal.
En ese momento Dios le indico a Adán que: con sudor trabajaría la tierra, y ella produciría cardos y espinos, siendo esta una maldición de pobreza.
Además de ello, también el hecho de no diezmar, no ofrendar y no ser generosos, marca nuestra vida económica, ya que es un mandato darle el diezmo a Dios, es por amor que se ofrenda generosamente, y es una promesa que Dios bendice al dador alegre, tal como lo expresa la biblia.
“¿Acaso roba el hombre a Dios? ¡Ustedes me están robando!
Y todavía preguntan: “¿En qué te robamos?”
En los diezmos y en las ofrendas.
Ustedes —la nación entera— están bajo gran maldición,
Pues es a mí a quien están robando.
Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá
Alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el SEÑOR Todopoderoso—, y
Vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición
Hasta que sobreabunde”.
Malaquías 3.8-10 NVI
¿Cómo puedo Romper las Maldiciones de la Pobreza?
1. Encomiende sus caminos a Dios.
Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes.
Salmos 127.1 Versión TLA
La Biblia dice que si Dios no está con los que trabajan, todo lo que estos haga será en vano, por lo tanto lo primero que usted debe hacer es encomendarse a Dios, al fin y al cabo es el dueño de todo, y solo el sabe cuál es el camino, el negocio, la labor, el trabajo, que más le conviene.
Deje al Espíritu Santo entrar a su vida, ore fervientemente, busque a Dios en la biblia, ayune, y sobre todo póngalo de primer lugar sabiendo que solo Él es quien guiará de modo certero sus pasos para salir de cualquier maldición económica.
2. Esfuércese confiando en Dios, salga y trabaje.
Muchas personas dicen:
-Por más que trabajo no veo la luz al final del túnel-,
La cosa es que lo primero que hay que hacer es encomendarse a Dios y lo siguiente e inmediato es trabajar sin descanso de modo diligente.
A este respecto las sagradas escrituras resaltan que los diligentes siempre estarán delante de los reyes, que el perezoso debe mirar a las hormigas y cómo estas trabajan, también que nos esforcemos y seamos valiente.
No se trata de salir desesperados a trabajar sin descanso ni pausas, se trata de ir y dar lo mejor de nosotros sabiendo que Dios nos respalda, pues nuestra fe y nuestra esperanza no descansa en el trabajo que hacemos, sino en que:
El esfuerzo que hacemos viene dado porque tenemos fe en Aquel (que es nuestro Dios) que es quien nos mira, nos evalúa y pesa nuestros esfuerzos.
3. Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Usted no quiere tener maldiciones de pobreza, siga cada uno de los consejos que le brindamos a continuación.
-Trabaje duro como si su jefe fuese Dios mismo.
-Cancele todas sus deudas, y no se endeude de nuevo.
-Pague todos sus impuestos.
–No gaste de modo desordenado.
–Diezme y ofrende a Dios para que la maldición de la pobreza no este sobre usted, tal como dice su palabra.
-Sea generoso.
– Recuerde la ley de la siembra y la cosecha así que siembre en el reino de Dios, en personas, en causas, sin que su mano derecha sepa lo que hace la izquierda.
–No se queje de su situación económica.
–Declare las maravillas y milagros de Dios en su vida económica, pues la fe es la certeza de lo que usted espera, y es al convicción de lo que aún no se ve.
Tenga esperanza, nuestro Dios no nos abandona, actívese en fe y verá los resultados.
