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Peticiones por los Enfermos

Entre las más hermosas promesas que ofrece la Palabra de Dios, se encuentran las Promesas de Sanidad. Es por ello, que en esta oportunidad te ofrecemos algunos pasajes bíblicos que hablan sobre las Peticiones por los enfermos.

De ese modo, podrás Aplicar la Palabra de Dios a tu Vida, y declarar sanidad sobre tu cuerpo, o sobre el cuerpo de otras personas, teniendo la plena convicción de que Dios es fiel al cumplimiento de las promesas que ha dejado en su Sagrada Palabra para nosotros los que le amamos.

 

Si Dios es bueno, ¿Por qué existe la Enfermedad? 

 

Muchas personas, que no conocen lo suficiente a Dios y sus caminos, se hacen esta pregunta, se dicen a sí mismas

  • ¿Por qué elevar peticiones por los enfermos y no más bien que no exista la enfermedad?,
  • ¿Cómo es que Dios ha permitido que esto nos suceda?

Sin embargo, la cuestión es que, en el Plan de Dios no había enfermedad, ni mal, ni pecados, ni sufrimientos, sino que estos entraron al mundo por la decisión de Adán y de Eva de desobedecer a Dios.

 

“Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron”.

Romanos5.12 NVI

 

De ese modo, entró el pecado y la muerte a la humanidad, ocasionando la muerte espiritual, y el sufrimiento físico, e incluso emocional.

 

Jesucristo es la Solución

 

 Afortunadamente, Dios proveyó la salida a través el sacrificio de Jesucristo, de ese modo, así como la muerte entro al mundo por un hombre, fue redimida por la muerte, y resurrección de Cristo.

 

“Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos. Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos”.

Romanos5.18-19 NVI

 

En Cristo tenemos sanidad, así que elevamos petición por los enfermos. 

 

En la Palabra de Dios, hay muchas promesas sobre la liberación de las enfermedades, comenzando con la más hermosa, a nuestro criterio, que se encuentra en Isaías.

En este pasaje es revelado que el sacrificio que Jesús hizo en la cruz, no solo nos trae vida eterna, sino también sanidad física, es por ello que debemos elevar

  • Oraciones,
  • Ruegos y
  • Peticiones  por los enfermos

y debemos aplicar en nuestras vidas esa hermosa Sangre de Cristo, derramada por nuestra redención y sanidad.

 

“Despreciado y rechazado por los *hombres,

Varón de dolores, hecho para el sufrimiento.

Todos evitaban mirarlo;

Fue despreciado, y no lo estimamos.

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades

Y soportó nuestros dolores,

Pero nosotros lo consideramos herido,

Golpeado por Dios, y humillado.

Él fue traspasado por nuestras rebeliones,

Y molido por nuestras iniquidades;

Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,

Y gracias a sus heridas fuimos sanados.

 Todos andábamos perdidos, como ovejas;

Cada uno seguía su propio camino,

Pero el SEÑOR hizo recaer sobre él

La iniquidad de todos nosotros”.

Isaías 54.3-6 NVI

 

 

¿Qué dice la Biblia sobre las Peticiones por los enfermos? 

 

“¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore.  ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas.  ¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia  para que oren por él y lo unjan con aceite en el Nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, su pecado se le perdonará.”

Santiago 5.13-15 NVI.

 

Luego del hermoso sacrificio que hizo por nosotros nuestro Señor Jesucristo, podemos declarar la sanidad en nuestras vidas a través de la oración y de las peticiones por los enfermos, teniendo la plena convicción de que nuestro amoroso Dios cumple todas y cada una de sus promesas, que en Jesucristo son el sí y el amén de la creación.

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Por eso, no nos damos por vencidos. Es cierto que nuestro cuerpo se envejece y se debilita, pero dentro de nosotros nuestro espíritu se renueva y fortalece cada día.

2 Corintios 4:15-17

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