Nosotros los hijos de Dios tenemos la capacidad de ministrar el corazón de Dios a través de la adoración.
Contemplar su hermosura y descansar en su presencia son promesas para quienes buscan al Padre; es por eso que la verdadera adoración que agrada a Dios es aquella que hacemos con un corazón entregado y en su voluntad.
“Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán. Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré” Salmos 63: 3-4
Alabando a Dios todos los días
Cada día debemos ser agradecidos por la gracia del Señor sobre nuestras vidas. Por su amor infinito y su perfecta voluntad.
Un tiempo de devocional diario para conectarnos con la voz de Dios y cumplir su propósito en nuestras vidas.
El Señor se complace en la adoración; su corazón se regocija en las alabanzas de sus hijos.
Cabe destacar que la adoración es para deleitarnos de la paz, armonía y amor de Dios; no es por supremacía, sino porque es nuestro Padre amado.
“Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable”
Salmos 145:3(NVI)
¿Cómo debe ser el corazón de un adorador?
Para estar delante de la presencia de Dios, nuestro corazón debe estar lleno de alegría y ser agradecido por las bendiciones que Dios nos entrega; además tenemos que ser humildes y así lograremos la verdadera adoración que agrada a Dios; pues Él no puede resistir un corazón humilde.
Un corazón endurecido jamás podrá elevar alabanzas a Dios; porque este está sumergido en su dolor y amargura. Pero Dios que nos ama a prometido restaurar nuestro corazón y volverlo ante Él para que podamos disfrutar de su presencia
“Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne” Ezequiel 11: 19 (RVR)
El Lugar Secreto
Es hermoso estar en la presencia del Señor, en ese lugar donde podemos tener paz y deleitarnos ante su presencia.
Al abrir las puertas de nuestro corazón e invitar al Padre a que se pasee y restaure cada área de la vida que nos afecte.
Sentir la presencia del Señor y contemplar su hermosura en un espacio donde pueda haber una comunión intima entre Padre e hijo.
“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” Mateo 6:6 (VC)
El Espíritu Santo es la parte más sensible de Dios; al adorarle debemos llegar ante su presencia y dejarnos guiar por su amor y poder.
Pues a través de la adoración hay poder, unción y grandes maravillas.
El Espíritu Santo es nuestro consolador, conoce lo más profundo e íntimo de nuestro ser y es nuestro amigo incondicional; sabe perfectamente cuál es la verdadera adoración que agrada a Dios,porque esta es sincera y sale de lo profundo de nuestro corazón.
“Ésta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe.” Salmos 42:8
Por nada dejemos de adorarle
Sea cual sea la circunstancia que agobie nuestras vidas debemos dejar de adorar a dios. Las dificultades vendrán, pero el Señor es fiel y justo. Nunca no desampara y va delante nuestro peleando nuestras batallas.
Así estemos es pruebas, abatidos, tristes, y acorralados no dejemos de adorar a nuestros Dios. Él va frente de nosotros abriendo caminos, quitando lo que afecta nuestra vida y nos dará la victoria.
“que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;” 1 Corintios 4:8-9
Somos más que Vencedores en Cristo Jesús
Ciertamente, en el Señor somos más que vencedores a través de la verdadera adoración a Dios, porque sin importar las circunstancias, Él debe ser el primer lugar en nuestras vidas.
Peleamos la batalla y Él nos pondrá la corona de vida; porque hemos sido llamado ante su presencia.
Que no desfallezca nuestro corazón y permanezca firme y así obtener el galardón de haber cumplido su propósito en nosotros.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamado” Romanos 8:28 (RVR)