Para saber si la obediencia a Dios trae bendición, primero debemos aclarar el termino obedecer. Dios dotó al hombre de múltiples sentidos y la obediencia está ligado a uno de ellos. Obedecer es ecuchar.
Es por ello, que la obediencia tiene que ver con escuchar; en nuestros sentidos espirituales va más allá de oír; es alinearse con Dios con respecto a su voluntad y los propósitos que tiene para nuestras vidas; es precisamente allí en donde la obediencia a Dios trae bendición sobre nuestras vidas.
Agudizando nuestros oídos espirituales
Para reconocer la voz de Dios, primero debemos conocerle; y conocerle es buscarlo. Dios está a la puerta y nuestro corazón debe estar atento a su llamado. Él siempre nos ha buscado:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta; entraré a él, y cenaré con él y él conmigo “Apocalipsis 3:20 Reina- Valera (RVR1960)
Puedes observar como en esta promesa, la obediencia a Dios trae bendición a nuestras vidas a través de la invitación que nos hace por medio de su llamado.
Al agudizar nuestros oídos espirituales, debemos tener hábitos que faciliten esa cercanía con Dios; entre los cuales, los más importantes serán la oración y la lectura de la palabra
“Hijo mío, está atento a mi palabra; inclina tu oído a mis razones” Proverbios 4:20 (RVR1960).
¿Quiénes obedecieron a Dios?
En las escrituras, existen muchos testimonios de personas que obedecieron la voz de Dios; él se manifestaba de diferentes maneras y aquellos que lo escucharon pudieron ver como se derramaba su bendición sobre sus vidas.
- Noé obedeció al hacer el arca y alcanzo bendición al no perecer en el diluvio.
- Abraham obedeció al ir a sacrificar a su hijo Isaac en el Monte y este acto hizo que dios bendijera su descendencia.
- Jacob obedeció a Dios y su generación fue grande.
- Moisés obedeció a Dios y liberó a su pueblo.
- David obedeció a Dios y fue llamado su amigo.
- José obedeció a Dios al tomar a la Virgen María como esposa; tuvo la bendición de criar y cuidar a Jesús; al Rey de Reyes, Señor de Señores como su hijo.
- Jesús obedeció a Dios y hasta el día de hoy somos bendecidos por el precio de su obediencia.
La obediencia a Dios trae bendición, es una afirmación propia, palpable. La puedes ver y sentir cuando rompes el velo de tu corazón y entras en comunión con él, deja que tome el control y todo lo demás será añadido.
Bendiciones de la obediencia a Dios
Infinitas son las bendiciones de Dios a nuestras vidas; numerosas son las promesas de su inmenso amor y cuidados sobre nosotros sus hijos; él quiere cosas grandes, llenarnos de su poder, gloria y fortaleza. Dios nos ha llamado a estar frente a las batallas porque él suplirá todo lo que haga falta.
– Dios te proveerá, te prosperará, te dará paz, fortaleza, compañía, valentía.
– Guardará tu vida, tus entradas y tus salidas.
– Serás bendecido en tu trabajo, en lo que toques con tus manos, en tu familia.
– Cubrirá tu vida con su favor la obediencia a Dios trae bendiciones que van más allá del límite de la razón.
“Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Deuteronomio 28:2 (RVR 1960)”
Lee la palabra de Dios
Adéntrate en la palabra y escrudiña dentro de ella, busca en la profundidad de lo que Dios habla para que haya revelación en tu vida; dentro de las escrituras hay promesas; encontrarás tu propósito y mejor aún estarás cerca de la voz de Dios.
Busca a Dios en la lectura de la palabra; el responderá cualquier petición que haya en tu corazón. Pero conoce sus preceptos y mandamientos. Sé obediente.
En la intimidad con Dios
La oración es el único medio por el cual nosotros podemos hablar directamente con Dios; a través de ella activamos el poder de Dios en nuestras vidas y nos ayuda a desarrollar nuestros oídos espirituales para escucharlo a él.
Te invito a realizar está oración:
Bendito Dios, la gloria y honra sea para ti en todo momento.
Gracias por amarme y bendecirme con tu presencia.
Por hablar a mi vida y darme un propósito.
Enséname cada día a escuchar tu voz y que n se me olviden ninguno de tus beneficios.
Guíame y no permitas que me desvíe del camino.
Perdona mis pecados y limpia mi corazón.
Fortaléceme ante la debilidad.
Amén