
Si existe un personaje que demostró tener el avalado el poder de Dios en su ministerio ese fue el profeta Elías.
Palabra de ciencia, palabra de sabiduría, don de milagro, don de sanidad, eventos increíbles y majestuosos, y sin embargo, siempre muy humano, tal como lo encontramos en el pasaje de 2 de reyes 19, Elías en la cueva de Horeb.
Acompáñanos en esta breve reseña, y observa con nosotros a este gran profeta en uno de sus momentos de debilidad.
¿Qué llevo a Elías a la cueva de Horeb?.
Los israelitas se habían pervertido y seguían las creencias de la esposa del rey, así que Elías decidió retar a 400 falsos profetas delante de todo el pueblo.
Hizo el sacrificio, reparo el altar del señor, arregló doce piedras por cada tribu de Israel, hizo una zanja, la lleno de agua, coloco cereales, invoco el nombre de Dios, El Señor le fue propicio, mando a capturar los profetas de Baal y Elías mismo los mato. (2 Reyes 18.16-40)
Luego de la gran demostración del poder de Dios, este hombre huyó despavorido, cuando la simple reina lo amenaza, la razón, estaba humanamente agotado por todo lo que había hecho, pues no solo lo hizo solo sino que el necesitaba un tiempo con Dios de refrigerio como leeremos más adelante.
Elías en la cueva de Horeb. Pasaje Bíblico.
Allí pasó la noche en una cueva.
Más tarde, la palabra del SEÑOR vino a él.
— ¿Qué haces aquí, Elías? —le preguntó.
—Me consume mi amor por ti, SEÑOR Dios Todopoderoso —
Respondió él—. Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus
Altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha
Quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!
El SEÑOR le ordenó:
—Sal y preséntate ante mí en la montaña,
Porque estoy a punto de pasar por allí.
Como heraldo del SEÑOR vino un viento recio, tan violento que partió las
Montañas e hizo añicos las rocas; pero el SEÑOR no estaba en el viento. Al
Viento lo siguió un terremoto, pero el SEÑOR tampoco estaba en el terremoto.
Tras el terremoto vino un fuego, pero el SEÑOR tampoco estaba en el fuego.
Y después del fuego vino un suave murmullo. Cuando Elías lo oyó, se cubrió
El rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva.
Entonces oyó una voz que le dijo:
— ¿Qué haces aquí, Elías?
Él respondió:
—Me consume mi amor por ti, SEÑOR, Dios Todopoderoso. Los israelitas
Han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han
Matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida,
¡Y ahora quieren matarme a mí también!
El SEÑOR le dijo:
—Regresa por el mismo camino, y ve al desierto de Damasco. Cuando
Llegues allá, unge a Jazael como rey de Siria, y a Jehú hijo de Nimsi como
Rey de Israel; unge también a Eliseo, para que te
Suceda como profeta
2 Reyes 19.9-16 NVI
¿Qué aprendemos de Elías en la cueva de Horeb?.
-Todos pasaremos por cuevas.
A pesar de ser hijos de Dios, es normal que pasemos por momentos difíciles y entremos sin darnos cuenta a escondernos en una cueva. Esta cueva puede ser el trabajo, una depresión, el cansancio, alejarnos de todos, un duelo. Lo importante es no permanecer allí, sino poder buscar de Dios en esos momentos y permitir que Él se manifieste con poder en nuestras debilidades.
-Dios ira a hablarnos donde quiera que nos metamos.
Como vimos, la palabra de Dios vino a Elías y le preguntó que hacia allí. Dios nunca nos va a dejar postrados, siempre ira a nuestro rescate y debemos ser sensibles para oír su voz. David paso por una cueva, Elías también, Jesús llamo a Lázaro de la cueva, y el mismo Jesús fue sepultado en una cueva, pero Fiel es Dios, que nos ira a buscar como a la niña de sus ojos y nos sacará para cumplir con amor su propósito en nuestras vidas.
-Dios es más grande que cualquier situación.
Elías estaba compadeciéndose de él mismo porque lo perseguían, se creía el único y no podía ver más allá de sus problemas. No solo se vio así mismo la primera vez que el Dios de los Ejércitos le pregunto qué hacia allí, sino que una vez Dios se le reveló, el siguió viendo su situación igual, así que Dios le pone fin a su ministerio, con honor y con amor porque su tiempo había llegado.
– No dejes que la cueva te consuma.
Si sientes que tu vida espiritual, emocional, laboral, o sentimental está en una cueva, cubierta de moho y podredumbre, desgastándose en la oscuridad y la vergüenza, sumida en la persecución, escasez o incluso el fracaso. Hay buenas noticias para ti.
Debes estar presto a oír la voz de Dios porque como Elías él quiere revelarse a tu vida con poder y sacarte de ahí, para hacer una obra majestuosa en ti y darte descanso.