Dios nos ha amado en gran manera. Siempre ha demostrado su amor por sus hijos. Pero que pasa, cuando las circunstancias nos hacen cuestionar su poder.
En la vida, tendremos adversidades y habrá situaciones que nos golpearán, es precisamente donde debemos confiar en Dios en momentos difíciles.
Sí amamos a Dios, tenemos claro que estás turbulencias en nuestras vidas fortalecerán nuestros lazos con el Señor. Porque en el fondo tenemos la certeza de que Dios toma el control de todo y ante este hecho no debe haber temor, ni inseguridades.
¿Cómo nos afectan los momentos difíciles?
“Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28 (RVR1960)
De acuerdo a nuestro propósito, Dios va probándonos. No es que permitirá que una lluvia de desgracias caiga sobre nosotros para probar nuestra fidelidad; si no que en medio de la desesperación y angustia el será nuestro socorro y consuelo.
Sin paso al resentimiento a Dios
A veces cuestionamos a Dios por los momentos difíciles que pasamos; lo culpamos de las desgracias, cómo si él orquestará cada situación para perjudicarnos.
Cuando en realidad, él está allí para apoyarnos, para hacer menos difícil este momento; para tomar nuestras cargas y decirnos que no estamos solos.
La vida puede ser cruel, difícil y dolorosa confiar en Dios en momentos difíciles es abrir nuestro corazón, confundido y herido para permitirle al maestro reparar esas grietas y más adelante podamos levantarnos como las águilas, fuertes y rejuvenecidas. Sin permitir que el enemigo nos separe de su amor y su infinita misericordia
Momentos difíciles que golpean nuestras vidas
Estar alejados de Dios:
– El estar lejos de Dios en momentos de tribulación, harán que nuestro corazón se endurezca y no veamos la salida en medio de la prueba.
– Nos hará más débiles espiritualmente y se llenará de amargura nuestra alma por falta de entendimiento divino.
– Dios te llama, a que te pongas a cuentas, que le busques. Él está allí esperando.
Duelo:
– ¬Sin duda alguna, el duelo es una de los sentimientos más difíciles que podemos enfrentar.
– La pérdida de un ser querido; ya sea por muerte o ruptura de una relación, causa una herida es difícil de sanar.
– Dios nos habla que sanará nuestras heridas y que quitará el luto de nuestro corazón y nos invita a descansar en su regazo. Llenará el vacío que quedó y consolará nuestra alma.
Enfermedad:
– Las enfermedades lastiman nuestros cuerpos y nos hace vulnerables pues enfrentamos miedos, dolores, malestares y debilidades.
– Las personas que padecen una enfermedad terminal están asustadas, temen a lo desconocido; a un viaje sin retorno.
– Es acá donde debemos confiar en Dios en momentos difíciles, él toma el control de nuestra enfermedad, él es médico por excelencia y sanará.
– Para quienes están enfrentando la muerte; es confiar plenamente en Dios que todo estará bien; tanto quienes se quedan, como él que parte. Tener la seguridad que va a un lugar mejor y descansará de su pesar. Es un paso totalmente de fe. Pero en Dios todo se puede.
Situación económica:
– En la actualidad, es una de las dificultades que más afecta; el elevado costo de la vida; la falta de ingresos. Todo esto ha debilitado la fe de muchos.
– Dios no dice que nos no preocupemos y no tengamos ansiedad con respecto a esto.
El cuida de nosotros y el proveerá. Buscad y hallareis. Pedid y se nos dará. Pero con fe, sin dudar.
¿Qué nos alejará de Dios?
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¡Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”. Romanos 8:35 (RVR 1960)
Confiar en Dios en los momentos difíciles es tener la absoluta seguridad, firmeza y esperanza que Dios hará y que todo estará bien a pesar de la adversidad.
Es declarar estoy firme porque mi Dios está conmigo, no me dejara, ni desmayará. Si tenemos esta certeza; porque debo derribarme ante los problemas.
Con cada carga que llega a nuestras vidas, Dios ofrece la salida; su yugo es fácil y ligera su carga. Esta afirmación nos revela que todo lo podemos vencer porque él va frente abriendo caminos, para que podamos salir victoriosos de cada circunstancia que enfrentemos.
Oremos a Dios
Bendito Dios de la gloria.
Eterno y maravilloso Dios.
Gracias por tus infinitas misericordias.
Porque tus ojos han visto mi aflicción.
Tu presencia-, es como ungüento derramado para mis heridas.
En ti, confía mi alma.
Quiero descansar bajo la cobertura de tus alas.
Bendíceme Señor.
Amén.